La horrenda combinación de Coronavirus e hiperinflación dolarizada en Venezuela
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La horrenda combinación de Coronavirus e hiperinflación dolarizada en Venezuela

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La dinámica anormal ha sido la constante y única “normalidad” en Venezuela, un país completamente deshecho, sin producción nacional sostenible,  secuestrado por una banda de narcotraficantes global con sus cómplices disfrazados de “oposición”, con un escenario perfecto para la legitimación de capitales a gran escala,  y una economía destruida por la corrupción del narcochavismo.

La ecuación macabra para Venezuela

La crisis desatada por el virus chino COVID19 a nivel global ha paralizado las economías del mundo entero y originado una recesión sin precedentes. Importaciones y exportaciones no hay, y en un país que no produce absolutamente nada para su sustento, como lo es Venezuela,  esto supone una sentencia de muerte, y aún más en manos de una casta de criminales “en el poder” en todos los niveles.

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Venezuela es tal vez el único país del mundo en el que el dólar se “devalúa” a diario, observándose esto en una ya constante inflación que ha hecho virtualmente imposible la subsistencia a corto y mediano plazo para la inmensa mayoría de una población, anonadada por una cuarentena a causa de una cada vez más dudosa pandemia en Venezuela, cuyas cifras locales sólo conoce, si acaso, el narcorégimen.

Y es que la dolarización anárquica, a juro, que se ha dado en Venezuela no podía terminar bien de ninguna manera. La ecuación que hacen factores como economía destrozada, criminales en el poder, ausencia absoluta de norte y capacidad de gobierno que no sean represión y destrucción, sanciones económicas por parte de los EEUU – duélale a quien le duela, esto más ha afectado más a la población que al narcorégimen – la especulación desbocada por parte del sector comercial, y la inyección ilimitada de liquidez en divisas de procedencia oscura, en medio de una cuarentena global por la pandemia que la criminalidad del régimen comunista chino le ha obsequiado al planeta, sólo arrojará para Venezuela lo peor, mientras el narcorégimen permanezca en el poder.

Los siempre “cómodos” economistas y sus números

Nunca falta en apego a una ya inexistente normalidad, quien busque expertos para que opinen sobre lo que de hecho ya tampoco existe en este ex – país, léase: economía.

Llama la atención que estos individuos siempre están cómodos, y se les suele pagar por acudir a foros y eventos en donde exponen sus gramíneas ante auditorios cuyas realidades nada tienen que ver con la de la mayoría de los venezolanos en medio de una tragedia como la que se vive aquí a diario.

Sin embargo es interesante escudriñar en lo que estos ilustrados exponen sobre la “economía venezolana”.

El narcorégimen – mal llamado por estos ilustrados como “gobierno” – explican, no está en capacidad alguna de proveer divisas (al menos no de manera limpia). Con una exportación y producción petrolera arruinadas y paralizadas prácticamente, con todos los accesos a financiamientos multilaterales cerrados (por ser unos criminales precisamente), y con el marco de la paralización global a causa de la cuarentena por coronavirus en el mundo, las remesas tampoco llegan al país. Por lo tanto la obtención de ingresos en divisas está mermada.

El narcorrégimen ha vuelto a elevar el ritmo de emisión de dinero inorgánico: 21% (casi un equivalente al incremento del dólar en la última semana, cuando se cotizaba en los alrededores de 80 mil bolívares). El objetivo de la emisión era el pago de bonos denominados en bolívares por parte del Estado.

El preludio de lo inminente

En un escenario de creciente nerviosismo por una diversidad de factores jugando como los que hemos mencionado, la necesidad de subsistencia diaria de amplios sectores de la población que no pueden permanecer encerrados en sus casas pasando hambre a costa de una cuarentena por una cada vez más dudosa pandemia en Venezuela, además de escasez de gasolina, fallas recurrentes en servicios públicos como luz, agua e internet, preludian una situación que podrá desbordar en cualquier momento al país, y los cálculos de cualquier ciudadano son hacerse de divisas, con lo cual se está conduciendo a un alza sin límite de divisa nortemericana.

Como acertadamente concluyó uno de estos expertos en estos días: “Hoy somos una economía cerrada hacia adentro, cerrada hacia afuera, sin ingresos ni internos ni externos, y además en pobreza, sin capacidad de ahorro, y que ya se gastó todo lo que acumuló”.

A todo esto sumémosle el bloqueo naval, aéreo y terrestre inminente, con la presencia de elementos militares norteamericanos en el Caribe, y la potencial extracción de los principales cabecillas del narcorégimen, hoy con precio por sus cabezas en la justicia estadounidense.

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Todos los caminos conducen al final de un estado de cosas en Venezuela. Es una ironía que la horrenda combinación de circunstancias que hacen el coronavirus, su cuarentena y parálisis económica inducida, y la hiperinflación dolarizada en Venezuela catalicen un desenlace a todas luces imposible de evitar. Mientras tanto cada día la tragedia arreciará para la ciudadanía que debe afrontar la batalla diaria contra la subsistencia y el hambre en incertidumbre.

 


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