Estragos de la tragedia económica en Venezuela
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Estragos de la tragedia económica en Venezuela

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La situación económica del venezolano promedio sólo se agrava. La mal pretendida “dolarización a juro” sólo ha servido para catalizar el empeoramiento de muchos. La hiperinflación se devora el cada vez más ajustado presupuesto familiar, y no hay ajuste salarial que sea capaz de remediar eso. Estos son sólo parte de los estragos de la tragedia económica en Venezuela.

Tragedia económica día a día

El más ajuste salarial decretado por el régimen de Maduro de Bs 250 mil equivale a menos de $3,3, lo que aunado a la constante inflación, lleva a las empresas a no considerar el incremento como una remuneración mínima.

Sin contar el consabido impacto inmediato en precios, los  empleados y jubilados son los que salen verdaderamente perjudicados, con estas medidas. Toda una ironía.

Para palear de algún modo esta situación, está siendo una práctica frecuente que empleadores  recurran a una serie de incentivos fuera del salario para satisfacer el poco valor adquisitivo del salario.

En el sector público se recurre al sistema de bonos y la entrega de las cajas del Comité Local de Abastecimiento y Producción (CLAP), mientras que en el sector privado se recurre a incentivos relacionados a ayudas económicas, como asumir el costo de la reparación de un carro o el pago del colegio para los hijos del trabajador.

Según refirió el economista Jesús Cacique a El Universal, “Los que realmente están afectados por el reciente aumento salarial son los jubilados y las personas de la tercera edad” porque no tienen acceso a estos incentivos complementarios.

“Aunque el salario mínimo en bolívares aumentó un 66,6% con respecto al ajuste anterior, no se generará una recuperación del poder adquisitivo del venezolano, ya que se ganarían 3,3 dólares mensuales, u once centavos de dólar diariamente, un monto inferior al límite de pobreza extrema estimada por el Banco Mundial de 1,90 dólares diarios” , explicó Cacique.

Tener dólares no es igual a bienestar

Muchos están recurriendo a la compra de divisas al menudeo para tratar de ahorrar algo en divisas y así protegerse de la implacable devaluación del bolívar en este escenario hiperinflacionario.

Sin embargo esto no significa que haya bienestar. Se está observando el malsano fenómeno de una inflación dolarizada, misma que se traduce en incremento de precios tasados en dólares.

El régimen de Nicolás Maduro ha evitado inyectar dinero en el mercado nacional, y esto se puede evidenciar del fenómeno del pago en Petros, el cual generó una inyección de liquidez en bolívares a los comerciantes en un primer momento, lo cual disparó el mercado cambiario, pues éstos a su vez para protegerse de la devaluación constante del bolívar, compraban divisas tan pronto como disponían de bolívares. Desde entonces – desde el 02 de enero exactamente – la plataforma biopago del Banco de Venezuela se encuentra inoperativa.

Y esto no se detiene allí. Este año por ser electoral seguramente verá el pago de más bonos y acreencias del Estado en Petros, lo cual obligará a una inyección de bolívares que terminará de disparar el mercado cambiario, por lo que la perspectiva para este año 2020 es de mayor hiperinflación en cualquier escenario.

Sin confianza no hay economía sana

Según el economista Luis Vicente León  en conversación en el programa Primera Página, la pretensión del régimen de Maduro de reemplazar al bolívar con la moneda digital «petro», no calará porque no hay confianza.  Si no se genera confianza en la población, «lo puedes llamar como quieras, pero se pulveriza», señaló León.

El régimen de Maduro “intenta cambiar la moneda con el petro, pero el problema es que la inflación y la devaluación no la pueden resolver porque no hay confianza. Tú puedes tratar de cambiar la moneda, pero si no cambias el modelo y generas la confianza de que la autoridad monetaria puede resolver el problema, lo puedes llamar como quieras, pero si no hay confianza, todos se pulveriza», señaló León.

Mientras tanto la desigualdad campea, y cada vez más son visibles sus efectos. Zonas de vida de “burbuja” donde se ve “movimiento” y zonas donde el ambiente es como si se tratase de un domingo a las seis de la tarde todo el tiempo.

Cada cual hace “lo que puede”, y el pragmatismo se impone, cayendo las más de las veces en un auténtico espiral de indolencia colectiva que más pronto que tarde cobrará graves consecuencias a lo que queda de país y sociedad.

Son parte de los estragos de la tragedia económica en Venezuela.

Ver también:

Maduro “decreta” pago de servicios en Petros

 


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