Abordamos aquí un caso real para aprender acerca de los peligros de la IA usada sin escrúpulos; una estafa maestra con Inteligencia Artificial: IA suplanta identidades para robar millones.
En apenas dos años desde el auge de la Inteligencia Artificial (IA) y su implementación en diversas aplicaciones y plataformas, hemos sido testigos de cómo los ciberdelincuentes aprovechan esta tecnología para llevar a cabo sus estafas y robos.
Y es que, si bien la IA ofrece un sinfín de posibilidades, también representa un peligro para los usuarios a todo nivel.
Un caso reciente ocurrido en Singapur demuestra la sofisticación de estas estafas con IA. Todo comenzó cuando un empleado de un banco recibió un correo electrónico del CEO solicitando transferir cientos de millones de la empresa a una cuenta en el extranjero.
El empleado, consciente de la extrañeza de esta petición y de la elevada cantidad involucrada, decidió tomar precauciones. Le pidió al CEO encontrarse en persona para obtener una explicación más detallada. Sin embargo, el CEO alegó estar fuera de la oficina y propuso organizar una videollamada con otros empleados presentes.
El empleado aceptó y, quince minutos después, recibió una invitación para unirse a la videollamada. Al abrir la conexión, se encontró con el CEO y otros colegas, todos ellos reconocibles y conocidos personalmente.
Durante más de veinte minutos de conversación, el CEO explicó la cantidad de dinero a transferir y la cuenta extranjera destino.
Desafortunadamente, el empleado siguió las instrucciones y envió el dinero a la cuenta indicada. Sin embargo, tan solo unas horas después, el banco se dio cuenta de la estafa.
Aquel que contactó al empleado no era en realidad el CEO, sino un ciberdelincuente que utilizó la IA para recrear su apariencia en la videollamada.
Lo más alarmante de esta historia es que no solo el CEO fue suplantado por un avatar virtual hecho a imagen y semejanza, sino que todos los demás empleados presentes en la videollamada también eran bots impulsados por IA.
A pesar de que el empleado los conocía personalmente, no pudo distinguir entre ellos y sus contrapartes reales durante los más de veinte minutos de conversación. Esto plantea un futuro preocupante, en el que será cada vez más difícil distinguir entre ficción y realidad.
Este caso ilustra los peligros de la IA cuando cae en manos equivocadas. La suplantación de identidades mediante esta tecnología es un fenómeno que debemos tener presente, ya que los ciberdelincuentes continúan adaptándose y perfeccionando sus técnicas.
Es fundamental estar alerta y tomar precauciones adicionales para proteger nuestra seguridad y evitar ser víctimas de este tipo de estafas sofisticadas.
La ingeniería social aplicada por los ciberdelincuentes es clave. Es necesario entender que todo contacto personal es crucial, y que lo virtual lamentablemente siempre deberá estar sujeto a comprobación real.
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