A medida que la gravedad de las condiciones económicas del país se acentúan, la tragedia cotidiana de la supervivencia de la mayoría en Venezuela se hace un doloroso ritual. La decepción hacia los políticos en general es total, y en la ciudadanía venezolana la conexión emocional con el liderazgo político ya no existe.
La conexión emocional con el liderazgo político ya no existe
Después de un año en el que se tuvo todo para salir de la desgracia que significa el narcorégimen chavista, el infelíz papel hecho por Guaidó y aún más infelizmente “apoyado” por los EEUU y más de 50 países sin eficacia alguna, ha causado un daño irreversible en la moral, la psique y la voluntad de la inmensa mayoría de los venezolanos.
Muchos han optado por ignorar tanto a Maduro como a Guaidó. De los bochornosos hechos del pasado 05 de enero el sabor a teatro de mal gusto quedó en el ambiente nacional, y el rechazo hacia esta casta de seres que por ahora hacen de “liderazgo político” en Venezuela sólo aumentó.
Guaidó en picada
La encuestadora venezolana Delphos reportó en noviembre pasado que el sentimiento predominante entre la población es la “decepción”: en cifras eso se reflejó, según dicha encuestadora, en un 28,8 por ciento de 1.200 entrevistados que dijo sentirse decepcionado de los devenires sociales, políticos y económicos del país.
La crisis política cohabita con la económica en Venezuela. Los precios de bienes y productos aumentaron 7.374 por ciento entre diciembre de 2018 y el mismo mes de 2019, según cifras de la comisión permanente de Finanzas de la Asamblea Nacional.
Y, en ese contexto, la reputación de los políticos va en picada. Según Delphos, la imagen de Guaidó bajó 9,5 por ciento entre la llamada “oposición dura” y 31 por ciento entre los detractores “blandos” de Maduro, cuyo nivel de aceptación alcanzó 22 por ciento.
Guaidó, un día luego de los hechos absurdos de inicio del año parlamentario, “admitió” que la oposición había cometido errores en el último año e insistió en llamados al pueblo a que le acompañaran al Palacio Federal Legislativo. Su convocatoria no tuvo éxito.
La supervivencia se lleva la atención
En medio de la grave situación de supervivencia general, el devenir político ya no es materia de atención primordial de los venezolanos.
“Ahorita solo estoy pendiente de la comida.”, dicen muchos cuya atención ya no toma en cuenta ni a Guaidó o Maduro.
Ciertamente las masas en Venezuela no han reaccionado al llamado de Maduro o Guaidó de activarse en las calles del país ante lo acontecido en el Palacio Legislativo. En ambos casos sólo hallaron indiferencia general.
La realidad es que “la gente” está ensimismada en el alza del dólar, la imposición del Petro y su imposible utilización, y la escasez de gasolina, electricidad, internet o agua en vez de en la crisis parlamentaria y sus derivados.
“El venezolano está más concentrado en sus problemas que en la política. La conexión emocional con los líderes no existe”, explica Jesús Castillo Molleda, politólogo consultado por La Patilla respecto a este tema.
Teatro malo y más decepción
Para muchos los hechos del Parlamento fueron parte de un “teatro” que se le atribuye al narcogobierno chavista. Es clara la intencionalidad de ganar oxígeno y tiempo.
“No le veo salida a esto, así como vamos. ¿Qué más nos puede pasar? En verdad, no sé”, es la opinión de un ciudadano consultado en el reportaje aquí citado, y es el sentimiento general de los venezolanos.
En Venezuela la clase política en pleno sencillamente no le sirve al país. Ya no hay conexión emocional ni identidad alguna.
Por otra parte, ahora Venezuela es único país del mundo con dos presidentes – uno al que las fuerzas armadas aún obedecen, y otro absolutamente inútil – y una crisis de destrucción integral que no halla solución.
En Venezuela la conexión emocional con el liderazgo político ya no existe.
Ver también:
Guaidó en caída libre