Luego de dos años de espera por fin se estrenó House of The Dragon, el capítulo 1 de la temporada 2 se tituló “Un hijo por un hijo” y cumplió con la venganza por la muerte de Lucerys. Así fue el primer episodio de la segunda temporada de House of The Dragon.
Aunque este episodio y los tres siguientes parece que lo vieron muchas personas, a juzgar por la innumerable cantidad de spoilers que hay en redes sociales hablando de los mismos, y que tal vez por ello cerca de millón y medio de personas no vieron el estreno mundial en vivo y directo, no deja de ser todo un movimiento de emociones cada vez que vemos y oimos el clásico intro de Game of Thrones.
Y precisamente con un nuevo intro basado en un tapíz – muy al estilo medieval – que relata la hsitoria de la conquista de Aegon El Conquistador y su descendencia próxima hasta los eventos que estamos contemplando en la serie, comenzó esta temporada.
Primer capítulo de nueva temporada
El primer capítulo se sintió mas un prólogo que un primer capítulo de temporada, pero Ryan Condal y el director Alan Taylor quisieron sentar las bases para lo que será el desarrollo de todos los acontecimientos.
Mientras Rhaenyra Targaryen se aleja de Dragonstone para buscar alguna prueba tangible de la muerte de su hijo Lucerys, su otro hijo, el Príncipe Jacaerys Velaryon va al norte para asegurar valiosas lealtades con la casa Stark.
Luego del sentido funeral de Lucerys, Rhaenyra decide volver a retomar las riendas de su investidura y pide la cabeza de Aemond Targaryen.
Los verdes y su “aflicción”
Antes de que se aplique la mayor medida de represalia hasta el momento, “A Son for a Son”, nos mostró las intimidades de los habitantes de la Fortaleza Roja, los Targaryen-Hightower.
Algunas situaciones fueron muy sorprendentes, sobretodo cuando se muestra al Lord Comandante de la Guardia Real, Ser Criston Cole de rodillas ante Alicent en franca “adoración”, está situación deja entrever que no es algo nuevo, y surge la pregunta: ¿Desde hace cuánto tiempo ha estado pasando esto?.
Aunque las cosas al parecer no han cambiado mucho, Alicent y Criston siguen aferrados al recuerdo que Rhaenyra dejó en sus vidas, recuerdo que se convirtió en una triste y patética obsesión que tratan de disimular despotricando en su contra cada vez que tienen la oportunidad.
Dentro de la casa real las cosas siguieron adelante, la muerte de Lucerys, provocada por Aemond, pasó casi que desapercibida, salvo en el momento en que Alicent enciende una vela por su alma.
Este momento privado de duelo y afecto bien puede ser la última vez que surja algún sentimiento similar entre estos dos lados de la familia.
El Rey Aegon II ha asumido su papel con gran disposición, de después de haber rechazado por años su destino, de pronto parece muy atraído por los asuntos del reino, incluso se ha preocupado porque su hijo y heredero, Jaehaerys, aprenda desde pequeño el significado de ser rey.
Aegon trata de adaptarse a su posición de poder, especialmente cuando se trata de escuchar las peticiones de su pueblo. La guerra exige sacrificios y Otto tiene que recordarle a su nieto que deje de prometer a los granjeros lo que no puede cumplir.
Pero la posición de Otto como Mano se siente amenazada por Lord Larys Strong, quien no ve ningún problema en acercarse a Aegon para sembrarle la duda acerca del desempeño de su abuelo.
Seguramente Aegon no quiere ser el rey que fue Viserys. Y en efecto no lo será.
Larys Strong se siente con la autoridad (que nadie le dio) de tomar decisiones por su cuenta, ya que también le informa a Alicent, que se ha tomado la libertad de contratar personal nuevo después de eliminar a las sirvientas que se revelaron como espías del Gusano Blanco.
Obviamente la sospecha de que solo serán espías para el propio Larys sigue siendo alta, e incluso la propia Alicent parece aceptarlo con resignación.
Criston y Aemond están en la misma página mientras traman su propio plan de ataque, alejados de Aegon y del pequeño consejo.
Aemond le hace saber a Criston que la simpatía de su madre hacia Rhaenyra es una debilidad y este no duda en categorizar a Rhaenyra como una “araña astuta” capaz de atraer a cualquiera a su red.
Los verdes están enfocados en vencer el bloqueo marítimo que Rhaenyra emprendió contra King’s Landing.
Los negros y su tragedia
En Dragonstone el lado de la guerra está más disperso porque están esperando que Rhaenyra asuma la muerte de su hijo Lucerys.
El único que está impaciente por la venganza es Daemon Targaryen, el esposo -y tío- de Rhaenyra quiere devolver el golpe rápidamente matando a Vhagar, pero el resto decide acatar sólo las órdenes de su Reina.
La frustración de Daemon viene principalmente del hecho de que Rhaenyra se está regodeando en su propio dolor como madre en lugar de tomar venganza y contraatacar como reina.
Rhaenyra decidió dar vueltas en Syrax, buscando cualquier señal del cuerpo de su hijo o del dragón después del enfrentamiento con Aemond y Vhagar.
Como señala astutamente Rhaenys, Rhaenyra claramente necesita saber con certeza que Luke ha muerto antes de hacer cualquier movimiento de guerra.
Finalmente, encuentra en una costa los restos de Arrax y parte de la ropa de Lucerys, llena de dolor decide regresar a Dragonstone y pronunciar las palabras que tanto ansiaba escuchar Daemon: “Quiero la cabeza de Aemond Targaryen”.
En privado, una vez que Jace regresa del Muro, apenas logra contar su éxito con los Arryn y los Stark antes de que madre e hijo caigan fundidos en un abrazo, lamentando su pérdida compartida.
Mientras tanto, la retirada del Gusano Blanco de Desembarco del Rey parece haberse convertido en una ganancia para el team negro cuando Daemon la hace su prisionera de guerra.
Luego el príncipe canalla pacta la libertad de Mysaria a cambio de información relevante sobre cómo entrar en la Fortaleza Roja sin ser descubierto.
Daemon trama su propio plan de venganza, contratando asesinos para colarse en el palacio y asesinar a Aemond, o en su defecto deja entrever que le traigan la cabeza del heredero de Aegon II.
Un hijo por un hijo
Daemon viaja de incógnito a King’s Landing para ejecutar su tan ansiada venganza contra los verdes, ahí contrata a un miembro de los Capas Doradas de la Guardia de la Ciudad que aun le profesa lealtad a Daemon, este lo lleva con un cazador de ratas real con un profundo conocimiento del diseño de la Fortaleza Roja.
Los dos hombres entran en el castillo y suben a los aposentos reales donde no se permiten sirvientes de su nivel, y no encuentran a Aemond, pero se topan con la reina Helaena sola, con sus dos hijos gemelos (niña y niño) dormidos en la cama.
Recordando las palabras de Daemon – “un hijo por un hijo” – y no queriendo regresar con las manos vacías, le ordenan a la reina que elija entre sus hijos, ya que no pueden decir cuál de ellos es el niño.
Helaena les ofrece el collar que lleva puesto, pero los hombres insisten que escoja un niño y ella señala con un dedo tembloroso a Jaehaerys.
De esta manera Helaena entrega al pequeño príncipe heredero del Trono de Hierro para que lo asesinen.
A pesar de las críticas de las diferencias del libro con la adaptación para la televisión, la escena muestra de buena manera este acontecimiento de una manera desagradable gracias a lo que no vemos, pero que sí oímos.
Mientras la reina toma en brazos a su hija y va saliendo de la habitación, se escucha como apuñalan y decapitan al pequeño Jaehaerys, no hicieron falta las imágenes.
Helaena llega hasta el dormitorio de su madre, donde, Alicent y Criston están teniendo sexo, se desploma en el suelo, con la niña en brazos y solo alcanza a decir:”Mataron al niño”.
El inicio de la segunda temporada de House of The Dragon nos mostró en perspectiva todas las situaciones que llevarán a los personajes a un enfrentamiento que casi acaba con la dinastía Targaryen.
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