Este lunes la administración Trump designó a Cuba como “estado patrocinador del terrorismo”, en una muy preclara movida que deja una huella que será difícil revertir sin que signifique demostración de debilidad en la que sería la administración de su sucesor, el marcado de ilegitimidad por fraude, Joe Biden.
Se revierte la decisión de la administración Obama
Con esta designación se revierte una decisión del gobierno de Barack Obama, que en 2015 sacó de ese listado a la isla caribeña.
“Con esta medida de nuevo hacemos responsable al gobierno de Cuba y mandamos un claro mensaje: el régimen castrista debe acabar con su apoyo al terrorismo internacional y con la subversión de la justicia estadounidense”, dijo este lunes 11 de enero el secretario de Estado, Mike Pompeo, al leer un comunicado sobre la medida.
Pompeo además expresó que la decisión responde a que Cuba ha brindado “apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar refugio seguro a terroristas”.
Causas de la desginación
De conformidad con lo expresado por Pompeo hoy, el régimen cubano “ha alimentado, alojado y brindado atención médica a asesinos, bombas y secuestradores, mientras que muchos cubanos pasan hambre, sin hogar y sin medicinas básicas”.
Entre otros, EE.UU. acusa a Cuba de dar refugio a miembros del colombiano Ejército de Liberación Nacional (ELN), que viajaron a La Habana para sostener conversaciones de paz con representantes del gobierno de Colombia en 2017 y negarse a extraditar a 10 de los guerrilleros a su país, luego de un atentado ocurrido en Bogotá en enero de 2019 que la agrupación se atribuyó.
EE.UU. señaló en 2019 a Cuba como parte de “la troika de la tiranía”, junto a los regímenes de Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela. Y ya desde entonces se estudiaba volver a incluirla en esta lista de Estados patrocinadores del terrorismo.
Con esta inclusión, Cuba se suma a Siria, Irán y Corea del Norte, países que se encuentran en la lista estadounidense de patrocinadores del terrorismo.
Ver también:
Se ha inaugurado la era de la dictadura digital del pensamiento y la censura