Cuando el régimen chavista habla de “normalidad relativa”, lo dice sin tomar en cuenta una variedad de factores de riesgo en medio de una ya inocultable realidad de presencia del virus chino COVID-19 en todo el territorio nacional, cortesía de los retornados infectados que el propio régimen alentó a venir al país, como si necesitaran “importar” el virus chino que nadie veía en el país, para justificar la cuarentena ya cada vez más relajada por la ciudadanía.
Esta nueva normalidad entre gravedades y anomalías en Venezuela se puede resumir de la siguiente manera:
El virus chino avanza en Venezuela
Más allá de las cifras que dé el régimen – al cual por cierto no le creemos ni el Ave María de rodillas – no hay que fiarse. De lo que sí hay que estar claros es de tener el sentido común suficiente para prevenir los contagios cada vez más frecuentes.
En el Zulia por ejemplo, médicos del Hospital Universitario de Maracaibo (HUM) recibieron la notificación de que todas las emergencias de Traumatología, Cirugía General y Medicina Interna serán suspendidas, por lo que deben transferirse a otra institución, ya que solo atenderán casos de covid-19.
Circulan videos por la aplicación de mensajería WhatsApp en la que se ven a pacientes recluidos en dicho centro asistencial en condiciones muy preocupantes, dejados al abandono y literalmente falleciendo en el lugar, como ellos mismos denuncian con desespero en dichos videos.
Es sabido que a los pacientes se les aísla en este centro asistencial, así como en hoteles, y sencillamente se les deja allí, sin mayor atención ni tratamiento siquiera medianamente eficiente.
El incremento de casos de covid-19 en la entidad ha colapsado al HUM en los últimos días, ya que es el único hospital centinela en el estado. Ante la crítica situación, las “autoridades” consideran habilitar otro hospital centinela en Maracaibo para atender pacientes de covid-19.
Por otra parte el gobernador del estado Zulia, Omar Prieto, informó este miércoles que dictó la orden de aislamiento a los alcaldes de Guajira, Indira Fernández; Machiques, Betty Zuleta; Lagunillas, Leónidas González; y Cabimas, Pedro Duarte; para descartar posible contagio por coronavirus.
Gasolina para todos… pero en Caracas
La extensión de la jornada de trabajo a 24 horas en las estaciones de servicio de la capital y la dolarización de varias de ellas dejaron a zonas de la Gran Caracas libre de colas por gasolina, al atender buena parte de la demanda represada. Pero en otras regiones del país la realidad de la escasez de combustible no ha cambiado, sino que tiende a agravarse rápidamente.
En los estados Anzoátegui, Bolívar, Falcón, Lara, Táchira y Zulia siguen reportando las colas de vehículos en estaciones de servicios para echar gasolina, mientras en Caracas comenzaron a desaparecer desde el lunes 8 de junio.
El lunes el ministro de la Defensa, Vladimir Padrino López, informó la disposición del Ejecutivo nacional de mantener abiertas las estaciones de servicio 24 horas con el fin de dar fluidez al despacho de gasolina. Tras el anuncio Padrino López, las máximas autoridades de Bolívar, Lara y Zulia, Justo Noguera, Carmen Meléndez y Omar Prieto respectivamente, aclararon que las entidades a su cargo no entrarían en esa modalidad.
En Bolívar laboran hasta las 12 del mediodía, en Lara el horario sigue siendo de 5:00 am a 5:00 pm y en Zulia de 8:00 am a 12m.
Táchira sigue castigada. La semana pasada el ciudadano común no tenía accesos a surtir combustible subsidiado, sólo los sectores prioritarios (la decisión no ha cambiado) y las estaciones dolarizadas. Las ESA (Estaciones de Servicio Alternativas), mostraban colas kilométricas. Esta semana no hay suministro tampoco en esas.
Táchira y Zulia son algunos de los estados que reportaban una severa escasez y restricciones en el suministro de combustible desde antes de la cuarentena nacional decretada, el pasado 16 de marzo cuando comenzó la pesadilla de la cuarentena con un presunto virus chino que nunca se vió, sino hasta hace muy pocas semanas.
La supervivencia para comer… y en dólares
Con base en la inflación de mayo estimada por la Asamblea Nacional, el costo de la canasta alimentaria se ubicó en 42.519.560,41 bolívares que, al tipo de cambio del cierre de mes, equivale a 225 dólares, mientras que un salario mínimo integral de 2 dólares solo adquiere 0,8% de esta cesta, informó el diputado y economista Ángel Alvarado.
Y por si fuera poco el infame costo de la vida, las colas consumen el día a día del venezolano. Si bien es cierto la venta de productos regulados desapareció y por ende las colas en los comercios son menores, también es cierto que la dramática situación económica que atraviesan muchas personas hace que todo el mundo busque lo más barato.
Carlos Saldivia, sociólogo, expresó a La Prensa de Lara que ve con preocupación cómo los venezolanos se han ido acostumbrando a las colas y señala que este es un fenómeno típico de una sociedad subdesarrollada.
“Es conducta de sociedades pobres. Lamentablemente ya forma parte de nuestra cultura. La gente se va preparada porque parece haber olvidado sus derechos y eso es algo muy grave. Nos acostumbramos a hacer colas para comprar comida o sacar dinero en un banco y esa es una violación a los derechos humanos”, dice.
Las colas son una necesidad para muchos tomando en cuenta que, en el mes de mayo, la inflación en Venezuela alcanzó el 409,18%.
Relajamiento de cuarentena
Entre tanto se viene experimentando un relajamiento “controlado” de la cuarentena, con un esquema 7×7 – 7 días de cuarentena por 7 días de relajamiento “controlado” – en el que se irán incorporando cada vez más rubros económicos para ir llevando la situación general hacia una “normalidad relativa”, mientras se coexiste con el virus chino.
Rubros como talleres mecánicos, consultorios médicos, bancos, entre otros ya probaron la semana pasada esta modalidad. Para la semana que viene se sumarían centros comerciales, sus comercios, y gimnasios. Si se supone que el virus chino anda rondando, no es muy inteligente que se permita actividad en estos lugares todavía, pero como en este país todo es posible, pues se verán las consecuencias.
Mientras tanto las graves fallas en los servicios públicos persisten con un grave desabastecimiento de gas natural doméstico, fallas graves de electricidad, racionamiento prolongado de agua, la cual está siendo suministrada sin ningún tipo de tratamiento según los colores oscuros y olores que está presentando, y las ya recurrentes fallas de internet, hacen de la vida en Venezuela un auténtico campo de concentración gigante donde la tortura diaria derivada del batallar diario con estas condiciones, está cobrando la salud mental de muchos venezolanos.
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