La emisión del tercer capítulo de la segunda temporada de House of The Dragon nos regaló detalles que no pueden pasar desapercibidos de cara a una guerra: los últimos esfuerzos por lograr evitarla, y la preparación necesaria para llegar a asumirla. Bien podríamos llamarlo “El último esfuerzo de Rahenyra”.
Tal vez para muchos esta segunda temporada parezca todavía muy lenta, pero no se engañen, ya todo está servido y veremos sangre, fuego y dragones contra dragones inevitablemente.
House of The Dragon capítulo 3, la batalla se acerca
En una serie de movimientos narrativos totalmente coherentes con el largo camino de entrada a la guerra, la primera “batalla” ocurrió fuera de la pantalla, y los primeros actos de guerra oficiales fueron casi bajo perfil y sin dragones.
El capítulo comienza con una situación en teoría poco importante, pero es el inicio de las rencillas entre los seguidores de ambos bandos, el team negro vs el tema verde y tiene lugar en Riverlands.
Una disputa de clanes, los Brackens apoyando a Aegon, y los Blackwoods a Rhaenyra, en esta oportunidad ganan la pelea los Blackwoods.
Esta escena nos recuerda que el ambiente de batalla se está encendiendo en todos los niveles en todo Westeroos y que, en cierto punto, ya se vuelve imposible de evitar. La guerra ha llegado.
Rhaenys, la sensata
Rhaenys Targaryen no le teme a nada, ya lo ha demostrado, pero siendo la cabeza más ecuánime que han visto los siete reinos, se atreve a aconsejar a Rhaenyra para que pacte con Alicent un punto y final del conflicto, antes de comenzar la destrucción interna de la familia Targaryen.
Rhaenys le dice a Rhaenyra en tono profético: “Pronto, ni siquiera recordarán qué fue lo que inició la guerra en primer lugar”. Y es cierto, ¿todo empezó cuando Aemon perdió el ojo? ¿O cuando este se vengó y provocó la muerte de Lucerys?.
Ya no importa quien comenzó todo, y “la reina que nunca fue” lo sabe muy bien, y recuerda que la peor guerra es la que se da entre la familia.
Primer consejo de Criston Cole como Mano del Rey
Criston Cole asiste a su primer consejo como Mano del Rey, la noticia de la batalla ha llegado. Aegon inmediatamente declara que es una victoria para su bando, aunque no es así.
Cole sabe del impacto que tendrá controlar Harrenhal, pero adopta un enfoque diferente. Sabiendo que el castillo necesitará mucho esfuerzo para administrarlo, planea calmar a las facciones en guerra en Riverlands y luego tomar el viejo castillo de Harrenhal.
Riverlands es la clave de la guerra, y Harrenhal es el objetivo, con esta misión Cole decide ir a la batalla y le entrega la responsabilidad de su cargo a Aemond, Alicent y a Larys.
Aunque Cole sabe que el Rey Aegon solo está jugando con su posición de poder, y nombra a sus amigos de juerga como Caballeros de la Guardia Real, no le importa, su intención sigue siendo la misma, derrotar a su amor adolescente.
Antes de su partida, Alicent le presenta a su hermano, Gwayne, quien se unirá a los soldados que cabalgarán hacia Harrenhal. El encuentro estuvo cargado de arrogancias por parte del heredero Hightower hacia Cole.
Daemon llega a Harrenhal
Daemon llega solo para tomar Harrenhal, sí, solo, recordemos que cuando está contra las cuerdas decide emprender las misiones más suicidas, pero se encuentra un castillo solitario y en ruinas.
Daemon deambula con cautela y se topa con un guardia al que derriba y entra a una habitación llena de velas y un par de hombres. “Reclamo Harrenhal”, dice, y un hombre mayor se arrodilla frente a él y dice que es Simon Strong, y jura lealtad a Rhaenyra.
Invita a Daemon a cenar con ellos, pero él se niega, pensando que la comida podría estar envenenada; después de todo, Larys Strong se ha puesto del lado de Aegon.
Simon Strong es el tío abuelo de Larys, y llama al recién nombrado Maestro de los Susurradores “un flagelo para este castillo y esta familia” y lo acusa de haber hecho quemar vivos a su hermano y a su padre.
Hablan de arreglar Harrenhal y convertirlo en una guarnición para el ejército que Daemon está formando.
Daemon pasa la noche en el castillo mágico de Harrenhal, donde experimenta situaciones inquietantes. Las puertas rechinan, pero cuando las abre, con la espada desenvainada, no hay nada.
Entra en una habitación con fuego en la chimenea y ve la imagen de Rhaenyra de joven, “Siempre yendo y viniendo, ¿no? Y después tengo que limpiar”, dice su querida joven Rhaenyra (¡hola Milly Alcock!) mientras sostiene el cadáver del pequeño Jaehaerys y le cose el cuello.
Daemon se sorprende y deja caer su espada y de repente se encuentra afuera junto a un árbol; Alys Rivers está allí y le dice:
“Morirás en este lugar”, luego se aleja dejando atrás a un Daemon atormentado.
Alys Rivers es una mujer bastarda de la casa Strong, se dice que tenía el poder de predecir el futuro.
Larys mueve los hilos
Aegon insiste en montar en Sunfyre y ayudar a Cole a tomar Harrenhal, Larys es quien lo convence de no hacerlo, diciéndole al rey que hay rumores de que fue engañado para que Alicent y Aemond puedan reinar en su ausencia.
A Aegon le molesta la idea de que la gente hable a sus espaldas y le ordena a Larys que se ocupe de las mentiras a medida que se difunden.
Por este motivo le pide a Strong que sea su maestro de los susurradores.
Aegon el fiestero
Aegon decide no volar a la batalla y se va con sus amigos recién nombrados a la Guardia Real a una taberna, donde por cierto se encuentra un hombre diciendo que él es el hermano bastardo de Daemon y el difunto Rey Viserys.
Aegon y sus amigos deciden continuar la fiesta en un burdel, y al recorrer la casa de placer se encuentra a Aemond completamente desnudo con la prostituta que vimos en el Episodio 2.
El intrépido Aemond luce traumado ante el conocido bullying que vivió desde que era un niño y dice “una puta vale como otra” y se aleja mientras su hermano se ríe.
Baela Targaryen en patrulla
Camino a Harrenhal, a Cole le molesta ver que Gwayne y sus amigos planean quedarse en una taberna en lugar de dormir con el resto de los soldados.
Están discutiendo sobre esto cuando las nubes se abren y Sir Criston se da cuenta de que están expuestos a los cielos… justo cuando Baela pasa, haciendo su patrullaje.
Se concentra en ellos y se lanza en picado mientras los hombres y sus caballos cabalgan, empeñados en alcanzar los árboles. Logran cubrirse justo cuando ella está sobre ellos; cuando no puede verlos entre los árboles después de algunas pasadas, se va y Gwayne, agradece a Cole por salvarle la vida.
Rhaenyra mueve sus piezas
En Dragonstone, Rhaenyra y Rhaenys hablan de cómo los hombres de ambos bandos se están preparando para la guerra; Rhaenys sugiere que Alicent puede ser la única esperanza de paz, pero la reina rechaza firmemente la idea en un primer momento.
“Alicent está en Desembarco del Rey. Su hijo se sienta en mi trono. No hay nada más que decir”, dice tajante.
Rhaenyra se apoya en Mysaria quien le pide que le de un lugar en la corte a cambio de información sobre la Fortaleza Roja, Mysaria sabe cómo entrar
al sitio y los horarios y actividades que tiene cada uno de los miembros del castillo real.
Pero antes de emprender un último viaje de conciliación, Rhaenyra toma la decisión de enviar lejos a sus tres hijos menores, así como a dos bebes dragones y algunos huevos de dragón bajo la tutela de la hija de Daemon, Rhaena.
Esta decisión de Rahenyra resultó ser la que aseguraría el futuro de la casa Tragaryen, y de los dragones en Westeroos, al menos hasta el nacimiento de Daenerys Targaryen.
Después se dirige a una reunión del consejo negro donde los hombres presentes le informan sobre la Batalla del Molino Ardiente y le aconsejan que ella también se esconda en algún lugar.
La princesa se niega y Rhaenys la apoya ante los hombres del consejo, diciendo que Rhaenyra tiene la paciencia que tuvo el predecesor de Viserys.
Aegon El Conquistador
Rahenyra decide ir a encontrarse con Alicent, pero para ello necesita disfrazarse y pasar desapercibida. Es cuando vemos a una Rahenyra vestida de Septa, dirigiéndose a la Gran Septa donde ve a Alicent entrar y orar.
El guardaespaldas de Rhaenyra espera afuera disfrazado de septon, mientras ella entra sigilosamente, mezclándose con un grupo de hermanas vestidas de septas, y se acerca a Alicent, que está orando sola.
Se arrodilla y saca un cuchillo y sorprende a Alicent antes de que pueda gritar, le dice que pueden evitar lo peor.
“Entonces has venido a rendirte”, dice Alicent, pero Rhaenyra explica que quiere llegar a un acuerdo, la reina viuda alega que no hay ninguno con el que ella estaría de acuerdo.
Rhaenyra sostiene que no es responsable de la muerte de Jaeherys. Alicent dice que odia que Aemond haya matado a Lucerys.
Rhaenyra no cree que Viserys haya cambiado de opinión acerca de que ella lo sucediera justo antes de su muerte, pero Alicent jura por la memoria de su madre que no miente. “A veces he sido cruel, pero nunca mentirosa”.
Rhaenyra está al borde de las lágrimas cuando pregunta sobre los últimos momentos de su padre. “¿Qué dijo al final? ¿Pronunció mi nombre? Alicent niega con la cabeza, lo que claramente causa dolor en Rhaenyra.
“Dijo el nombre de Aegon. Dijo que era el príncipe prometido”, dice Alicent, “¿Te habló de la canción de hielo y fuego?” Pregunta Rhaenyra visiblemente sorprendida, aclarando que era una historia que su padre le contó sobre Aegon el Conquistador.
Alicent se sorprende también y sabe que siempre estuvo equivocada, pero le pide a su antigua amiga que se vaya, después de todo le dice “Es demasiado tarde, Rhaenyra”, y se marcha. Así concluyó lo que fué el último esfuerzo de Rahenyra por evitar la catástrofe ya en marcha inevitable.
El episodio 3 de la segunda temporada de House of The Dragon nos dejó con la certeza que ya no habrá más discusiones ni concilios, ahora lo que viene es batallas y sangre, y más doloroso aun: dragones contra dragones. La Danza de los Dragones comenzará.
Ver también:
Rhaenyra la cruel que no fue