En una jugada desafiante que desnuda la inmensa estupidez de todo occidente y su carencia total de liderazgo frente a la avanzada tiránica rusa, el presidente ruso Vladimir Putin acaba de reconocer este lunes a las autoproclamadas repúblicas separatistas ucranianas de Donetsk y Lugansk.
En el marco de una tensión europea sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial, Rusia afianza su área de influencia plantándose en firme frente a una vacilante OTAN y un liderazgo mediocre de occidente que no ha sido capaz de frenar la neotiranía rusa que aspira a revivir los años de influencia soviética en todo el mundo.
Vladimir Putin acaba reconocer así la independencia de las regiones separatistas del este de Ucrania (Donbass),en abierto conflicto armado desde 2014, cuando los rebeldes prorrusos tomaron el control de parte de ese territorio ucraniano.
En este contexto de cosas, el reconocimiento ruso de independencia a estos por ahora ex territorios ucranianos, supondría el inicio de una operación militar con unos 180.000 militares rusos rodeando las fronteras de Ucrania y la amenaza de una inminente invasión, alertada por los medios occidentales y agencias de inteligencia.
Putin denunció la semana pasada un presunto genocidio en la región y hoy, durante la reunión del Consejo de Seguridad Nacional en Moscú, varios de sus miembros se mostraron partidarios de reconocer la independencia de Donestk y Lugansk.
En un intento por frenar a Rusia, EEUU ha estado develando de manera continuada todos los pasos de Putin, denunciando las operaciones de bandera falsa, procurando desalentar cualquier acción militar. Sin embargo en el juego de la guerra en curso dichas maniobras han resultado en vano.
La suerte está echada nuevamente en suelo europeo, y todo apunta a una rampante victoria cantada de Rusia con el muy esperado apoyo de China en el corto plazo, y en el momento de mayor fatuidad colectiva global que haya conocido generación humana alguna en su historia.
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