La tortura sistemática que significan las fallas constantes en el servicio de telefonía e internet de CANTV, es una situación que a diario persiste, afectando la calidad de vida ya golpeada de miles de familias en Venezuela. CANTV-ABA es ahora sinónimo de falla, de desidia, de cero solución.
CANTV permanece siendo absolutamente incapaz de brindar un servicio decente, y los reportes de usuarios con meses e incluso hasta años sin servicio de telefonía fija y de internet son cada vez más numerosos.
Esta decadencia o destrucción de la calidad del servicio se ha acentuado de manera particularmente notoria durante los últimos meses, logrando que las fallas constantes del servicio ABA y la ausencia de tono en las líneas telefónicas residenciales sean cada vez más extensivas en todo lo largo y ancho del territorio nacional.
Ante esta realidad, muchos usuarios han buscado migrar a otras alternativas, sin embargo el servicio de internet que ofrecen otras empresas privadas también está resultando deficiente, lo cual deja en un estado de absoluta indefensión a la ciudadanía en cuanto al acceso a un servicio que ya es un derecho humano.
Venezuela es un territorio que está deshaciéndose a pedazos, y en el que las burbujas de realidades hacen contrastes cada vez más indigeribles para la inmensa mayoría de una población que a su vez cada vez más ha ido decidiendo abandonar el país.
Bodegones con mercancías y precios absurdos no son reflejo de un país sano. En Venezuela no existe ni un sólo servicio público que funcione adecuadamente, los cortes de electricidad, agua, gas y ahora la falta de internet son diarios y masivos, y en ello reside la realidad cotidiana de un país también absurdo en supervivencia.
Venezuela no se está arreglando en absoluto. La normalidad luce a años luz, y tal vez imposible e improbable de volverse a alcanzar por mucho tiempo.
Nadie se beneficia con esta realidad. A la larga todos sin excepción pierden. Mientras tanto CANTV-ABA con sus permanentes fallas sigue siendo una tortura para los venezolanos.
Ver también:
Los 500 del Miguel Cabrera

