Esta semana ha sido especialmente complicada en el tema Rusa-Ucrania. Rusia rompe el acuerdo de granos del mar negro y ataca el puerto de Odessa en una acción de represalia que desafía a toda Europa una vez más.
Rusia anunció este lunes que se retiraba de forma “inmediata” del acuerdo para la exportación de granos a través del Mar Negro. El acuerdo permitía mantener el flujo de alimentos desde Ucrania, que es uno de los mayores exportadores de granos del mundo, hacia más de 40 países en tres continentes.
Rusia, que ya ha denunciado que sus propias exportaciones de alimentos y fertilizantes se habían visto perjudicadas por las sanciones occidentales, ya había expresado su intención de poner fin a este pacto, que ha permitido la exportación de más de 32 millones de toneladas de alimentos desde Ucrania.
Este lunes Moscú alegó que ya no podía garantizar la seguridad de la navegación en el noroeste del Mar Negro. Al día siguiente, Rusia lanzó un ataque con misiles contra el puerto de Odessa, según la comandancia militar ucrania de la región.
La agresión se produjo menos de 24 horas después de que Kiev y Moscú firmaran en Estambul por separado un pacto auspiciado por Turquía y Naciones Unidas por el que se comprometen a respetar corredores navales seguros para la exportación del grano ucranio bloqueado en sus puertos desde la invasión rusa del 24 de febrero.
Cuando Rusia invadió Ucrania en febrero de 2022, su armada bloqueó los puertos ucranianos en el Mar Negro. El acuerdo, negociado en julio de 2022 por Turquía y la ONU, garantizaba la seguridad y el paso de buques de carga a lo largo de un corredor en el Mar Negro de 310 millas náuticas de largo y tres millas náuticas de ancho, hacia y desde tres puertos ucranianos.
El acuerdo también permitía a la armada rusa inspeccionar los barcos que entraban en el Mar Negro vía el Bósforo o estrecho de Estambul, para asegurarse de que no transportaban armas. Desde que se concretó fue elogiado como una gran victoria diplomática que ayudó a aliviar la crisis de precios de alimentos desatada por la invasión rusa.
Pero con esta retirada rusa del acuerdo la incertidumbre vuelve a coronar ele spectro europeo, y un alza en rpecios de cereales es predecible.
Al negociar el acuerdo, la ONU le prometió a Rusia que ayudaría a que el país euroasiático aumentara sus propias exportaciones de granos y fertilizantes. Si bien Occidente no ha impuesto sanciones a los productos agrícolas rusos, Moscú alega que otras sanciones han disuadido a empresas navieras, bancos internacionales y aseguradoras de negociar con sus productores.
Rusia solicitó que su banco agrícola estatal, el Rosselkhozbank, volviera a ser incluido dentro sistema global de pago SWIFT (del que los bancos rusos fueron excluidos tras sanciones en junio de 2022).
La decisión rusa puede tener graves consecuencias tanto para Europa como para el mundo. Ucrania depende en gran medida de sus exportaciones agrícolas para sostener su economía y su seguridad alimentaria.
Según datos del Banco Mundial, las exportaciones agrícolas representaron el 41% de las exportaciones totales de Ucrania en 2021. Además, Ucrania es un proveedor clave de alimentos para muchos países, especialmente en África y Asia, que podrían sufrir escasez y hambruna si se interrumpe el suministro.
Por otro lado, la retirada de Rusia del acuerdo puede escalar el conflicto armado que ya ha causado más de 13.000 muertos y más de un millón de desplazados. El ataque al puerto de Odessa, que es una infraestructura clave para Ucrania, muestra la voluntad de Rusia de intensificar la presión militar sobre su vecino.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, declaró que Rusia ahora quiere apoderarse del este y sur del país. La OTAN y la UE han expresado su apoyo a Ucrania y su condena a la agresión rusa, pero no han anunciado medidas concretas para detenerla.
El ataque ruso al puerto de Odessa fue un acto de represalia contra Ucrania por firmar un acuerdo para reanudar las exportaciones de granos bloqueadas por la invasión rusa, y por un ataque que sufrió el puente de Crimea esta semana, del cual Moscú culpa a Ucrania.
Según las fuentes ucranianas, Rusia lanzó misiles de crucero Kalibr y drones contra el puerto, causando incendios y daños en la infraestructura crítica. El ataque se produjo un día después de que Rusia y Ucrania firmaran por separado un pacto auspiciado por Turquía y la ONU para garantizar la seguridad y el paso de buques de carga a lo largo de un corredor en el Mar Negro.
El puerto de Odessa es una terminal clave para el comercio ucraniano, especialmente de cereales, de los que el país era el cuarto exportador mundial antes de la guerra. El ataque ruso pone en riesgo la reactivación de las exportaciones ucranianas, que podrían aliviar la crisis alimentaria global provocada por el bloqueo ruso. Además, el ataque muestra la voluntad de Rusia de intensificar la presión militar sobre Ucrania y apoderarse del este y sur del país.
El presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky, condenó el ataque ruso y pidió el apoyo de la comunidad internacional para defender su soberanía e integridad territorial. La OTAN y la UE expresaron su solidaridad con Ucrania, pero no anunciaron medidas concretas para detener la agresión rusa.
De momento Rusia rompe el acuerdo de granos del mar negro sin que se le detenga, y sigue desafiando a una Europa que luce débil y carente de liderazgo.
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