El medio inglés The Economist hizo un análisis positivo del inicio de la gestión del presidente Javier Milei, aunque cuestionó el avance de la pobreza. En todo caso Milei está pasando las pruebas.
Aunque a primera impresión pareciera tratarse de una publicación de elogios para un pupilo obediente en reconocimiento a su buena conducta, el artículo publicado hace dos semanas se centra en los aspectos positivos de las decisiones tomadas por el nuevo gobierno argentno, pero también menciona el avance de la pobreza, la caída del consumo y los elevados índices de inflación.
Para resumir su perspectiva sobre el inicio de gestión, The Economist plantea que “después de 100 días (Milei) puede presumir de un verdadero éxito económico” comienza el reporte.
“Su popularidad se mantiene, incluso cuando carece de apoyo en el Congreso. Si puede mantener al público de su lado hasta las elecciones de mitad de período a fines del próximo año, podría reforzar drásticamente su influencia y, por lo tanto, su capacidad para rehacer la economía de Argentina. Pero los argentinos ya están sufriendo profundamente y podrían abandonarlo mucho antes. Eso sería un golpe para los reformadores radicales de todo el mundo”, añade.
Y hé ahí un punto crucial que no puede pasar desapercibido: el aguante del pueblo argentino. Los ajustes hacen extremadamente factible el aumento de incomodidad y enojo en sectores de la población mal acostumbrados a la vagabundería del peronismo, y por lo tanto, son masa maleable para protestas y situaciones límite. ¿Se verá un estallido social en Argentina dentro de los próximos 18 meses?
Hablar de “éxitos económicos en tan sólo 100 días de gobierno es cuando menos, arriesgado.
El artículo enumera algunos de los que considera “éxitos económicos” del mandatario: “Para demostrar que no habrá más impresión de dinero, Milei está obsesionado con lograr un superávit presupuestario, lo que significa que el gobierno cobra más impuestos de lo que gasta. Dice que logrará un superávit (antes del pago de intereses) este año del 2% del PIB (Producto Interno Bruto), un gran cambio con respecto al déficit del 3% del año pasado. Tanto en enero como en febrero, el gobierno logró superávits mensuales, los primeros en más de una década”, destaca el artículo.
También se hace mención a la “motosierra de Milei” y se destaca el recorte a los subsidios a la energía y el transporte, las transferencias a las provincias y los gastos de capital.
“También se apoyó en otra herramienta: la licuadora. Aumentar el gasto por debajo de la inflación es una reducción en términos reales, conocida en la Argentina como licuación. El gasto en pensiones contributivas, la partida presupuestaria más importante, cayó casi un 40% en términos reales en comparación con los dos primeros meses del año pasado”, señaló el medio inglés.
La nota destaca otros dos grandes movimientos. “En diciembre (Milei) devaluó el peso en más de 50% para cerrar parcialmente el abismo entre el tipo de cambio oficial y el del mercado negro. Sin embargo, eso elevó la inflación. Lo mismo ocurrió con los recortes de las tasas de interés en diciembre. Normalmente, los bancos centrales suben los tipos para luchar contra la inflación. El razonamiento del banco central era que la reducción de las tasas reduciría los pagos de intereses de sus propios bonos, reduciendo la cantidad de dinero en circulación. La inflación se disparó inicialmente a una tasa mensual del 26% en diciembre. Eso perjudicó a los argentinos, pero sobrealimentó la licuadora de Milei”.
“El gobierno dice que sus resultados justifican sus difíciles decisiones”, destacó The Economist. “Además de los superávits fiscales mensuales y la inflación que ahora tiende a la baja, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el del mercado negro es solo de alrededor del 20%. Las reservas de divisas han crecido en más de 7.000 millones de dólares. Y el gobierno extendió con éxito el vencimiento de los montones de deuda en pesos, reduciendo la presión sobre el Tesoro.”
Lo cierto es que el FMI está satisfecho y los mercados están empezando a creer. “El índice de riesgo país de Argentina, una medida de la probabilidad de impago, ha tenido una tendencia tranquilizadora a la baja”, apuntó The Economist.
La publicación también aborda lo que consideran puntos críticos de estos 100 primeros días del gobierno de Milei.
“Aun así, los primeros 100 días de Milei están marcados por serios problemas. Más allá del dolor, el plan económico está plagado de incertidumbres. Uno de los riesgos es el tipo de cambio. En un intento por frenar la inflación, el gobierno está devaluando el peso en un 2% cada mes. Sin embargo, con una inflación mensual muy superior al 2%, probablemente sea menos de lo necesario. Por desgracia, un avance más rápido o una devaluación brusca y repentina provocaría más inflación”, afirmó The Economist.
Para el medio inglés, inevitablemente la Argentina pronto tendrá que cambiar a un nuevo régimen monetario y cambiario. La pregunta, plantea, es cuándo, y a qué régimen.
“El plan de Milei es eliminar los controles de capital y unificar los tipos de cambio. Pero, ¿introducirá el gobierno un programa monetario ortodoxo en pesos o tratará de dolarizar la economía? La promesa de campaña de Milei de dolarizar se ha vuelto vaga desde que asumió el cargo. El gobierno ahora habla más de ‘competencia cambiaria’ (permitir transacciones en dólares o pesos)”, sostuvo el medio inglés.
Y es que una cosa son las promesas de campaña, y otra muy diferente la realidad que apremia.
“Sin embargo, cuando se le pregunta si la dolarización está fuera de la mesa, Pablo Quirno, el secretario de Hacienda, se equivoca. La dolarización es ‘una forma de enterrar básicamente la máquina de imprimir (dinero)’, dice la nota. “Es ‘más bien una discusión moral’.
La incertidumbre ya está causando nerviosismo entre los inversores. “El gobierno también ha insinuado que buscará un nuevo programa del FMI, tal vez por valor de 15.000 millones de dólares, pero eso también puede ser difícil sin planes más claros”, agrega el artículo.
Conocemos la historia latinoamericana, y la huella del populismo siempre ha marcado una larga historia de corrupción generalizada que ha destrozado sistemáticamente las arcas de cada país, y sigue ocurriendo.
Las metas deben ser precisas, el manejo político mediático debe acompañarse, y la muestra de resultados debe ser constante, casi un adoctrinamiento de 24 horas al día, 7 días a la semana, para que la psique del ciudadano argentino promedio logre captar la situación.
Creemos sin temor a equivocarnos, que la Argentina concocerá un nuevo estallido social, otro más para la triste historia de esta región del mundo llamada latinoamérica. Lamentablemente el fantasma de las masas manipuladas por populistas del otro lado del deber ser es una coinstante, y tal vez la ausencia de un líder carismático del lado zurdo populista argentino sea la salvación por ahora de esa posibilidad.
De momento Milei está pasando las pruebas, y le auguramos todo lo mejor.
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