Las redes sociales le han dado al ser humano una forma moderna de comunicación, estar conectados con miles de personas sin estar presentes es grandioso, pero esto también ha traído consigo nuevos desafíos: las redes sociales y la salud mental no son dos entes separados.
Nos guste o no, el uso de las redes sociales están causando ansiedad, depresión y otros problemas de salud mental en los usuarios asiduos a estas plataformas.
Las redes sociales tienen como premisa conectar a las personas, conocidas y desconocidas, y crear un puente para que todos expongan su vida real, al principio fue así, pero rápidamente se convirtió en una competencia por subir contenido “interesante” sin importar si es real o falso, para lograr el tan ansiado “me gusta”.
Por este motivo, Instagram fue el pionero al intentar suprimir los “me gusta” en un esfuerzo por frenar las comparaciones y no herir sentimientos asociados con otorgar popularidad a personas que se esforzaban por compartir su contenido.
Pero, ¿éstas medidas podrían acabar con los problemas de salud mental que trae consigo este tipo de interacción social?, la respuesta aún está por verse, pero es un pequeño paso en la dirección correcta.
Aún eliminando los “me gusta” , siguen estando a la orden del día las comparaciones y comentarios, y estos afectan mucho la salud mental de los usuarios de redes sociales. Los comentarios no están prohibidos y las personas escudadas en una interacción virtual pueden ser muy crueles.
La dopamina y la recompensa
Las redes sociales tienen una naturaleza de recompensa, el usuario sin querer entra en una dinámica de dar y esperar recompensa (los llamados like, o interacciones como comentarios o reposteo de sus contenidos).
Su uso activa el centro de recompensa del cerebro al liberar dopamina, una “sustancia química que crea bienestar” y que está vinculada a actividades placenteras como el sexo, la comida y la interacción social.
Las redes sociales están creadas para ser adictivas y se asocian con ansiedad, depresión e incluso dolencias físicas y sentimientos de baja autoestima.
Pero, ¿qué hace que los usuarios vuelvan por más, incluso cuando literalmente puede hacerlos sentir mal?
Cuando el resultado es impredecible, es más probable que el comportamiento se repita buscando la ansiada recompensa.
Es algo comparable a lo que experimentan los jugadores adictos o ludópatas, alguna vez ganan, y esa sensación los hace apostar una y otra vez a pesar de la frustración de no ganar tanto como quisieran.
Para aumentar la autoestima y sentir pertenencia a sus círculos sociales, las personas publican cualquier cantidad de contenido con la esperanza de recibir comentarios positivos.
Por este motivo no se separan de sus redes sociales favoritas, esperar una recompensa por un una publicación se convierte en una obsesión, les cambia el ánimo y los hace vivir en un círculo del que no pueden salir, ¿para qué buscar la dopamina en la vida real? Si pueden obtenerla desde la pantalla de su dispositivo y por medio de desconocidos a los cuales pueden engañar o ser engañados.
Mentalmente es una situación complicada, por eso no hay que normalizarla, al contrario, se debe buscar ayuda profesional cuando la situación se vuelva obsesiva.
Estar buscando una validación online, que sirva como reemplazo de una conexión significativa que de otro modo podrían establecer en la vida real, distorsiona la forma de relacionarse y crea disociación.
El miedo a perderse algo también influye. Si todos los demás están en redes sociales existe la preocupación de que se pierda tendencias, conexiones, chistes,memes, etc.
Otra forma en la que la búsqueda instantánea de dopamina afecta a los usuarios de redes sociales, es el dolor profundo que pueden llegar a sentir si son rechazados, excluidos o “ghosteados” por personas con las que habían creído establecer un vínculo afectuoso.
El dolor se puede convertir en algo real si no se sabe canalizar el uso de estas plataformas y priorizar la vida real sobre la vida online, una persona que reconoce estas diferencias no deja expuestos sus sentimientos.
Incluso pueden desatarse situaciones de rencores o conductas devolutivas de ignorar interacciones, generando aun más daño social y afectivo.
El sentimiento de pérdida por no ser tomado en cuenta en estos espacios puede ocasionar tristeza profunda, depresión y ansiedad que pueden transformarse en compulsión y acecho para lograr ser vistos de nuevo.
Se ha identificado el uso de las redes sociales con la disminución, interrupción y el retraso del sueño, esto puede llevar a la depresión, pérdida de memoria y bajo rendimiento académico y laboral.
El uso de las redes sociales puede afectar la salud física de los usuarios de manera aún más directa.
La comunidad científica alerta que entre la mente y el intestino pueden convertir la ansiedad y la depresión en náuseas, dolores de cabeza y tensión muscular.
Los más vulnerables son los adolescentes, mientas más pronto comiencen a utilizar las redes sociales, mayor impacto tendrán en su salud mental.
Las redes sociales aumentan las oportunidades de que se produzcan interacciones malignas o dañinas, además de brindar a los jóvenes una ventana a través de la cual se pueden distorsionan las apariencias y la realidad.
Cuando se aplica un filtro al mundo digital, puede resultar difícil para los adolescentes distinguir qué es real y qué no, lo que llega en un momento difícil para ellos física y emocionalmente.
Los adultos también son vulnerables. Todos quieren publicar lo mejor de si mismos y a veces ni esto genera alguna interacción, trayendo como consecuencia: tristeza, ansiedad y baja autoestima.
Cómo usar las redes sociales adecuadamente
Las redes sociales tienen aspectos positivos, como su capacidad para permitir que las personas se mantengan en contacto con familiares y amigos alrededor del mundo.
Alejarse totalmente de las redes no está en el panorama de nadie, pero si hay que saber cómo afrontar los peligros potenciales que causan en una parte de la población que se considera más vulnerable, como los jóvenes y adultos que tienen una distorsión de la realidad a causa de ellas.
Para usar adecuadamente las redes sociales se tiene que tener en cuenta que es una vía de apoyo para interactuar con los demás, y de ninguna manera podrá reemplazar la interacción personal.
-Mostrar en redes sociales que eres auténtico, lo que se traduce en no fingir una vida que no tienes para impactar a la audiencia.
-No publicar asuntos personales que puedan generar un debate que te pueda hacer sentir mal.
-Bajo ninguna circunstancia permitir que desconocidos te empujen a ser -o decir- algo que vaya en contra de tus principios.
-Respeta a los otros usuarios, no uses palabras hirientes ni cuestiones el físico o la personalidad de alguien.
-No presiones ni te dejes presionar, forzar una interacción es invadir el espacio del otro.
-Acepta que no le gustarás a todos.
-Se selectivo con tu círculo de seguidores, y, aún con los selectos, ten la precaución de no dejarte llevar, después de todo no sabes si son 100 % auténticos.
-Minimizar el uso de estas plataformas y no hacer de ellas la única vía para tener contacto social.
-Fijar tiempos prudenciales para el uso de las redes.
-Proteger tus pensamientos más preciados, recuerda que cualquier desconocido los puede usar en tu contra.
-Usar el botón de bloqueo ante la mínima duda de las intenciones ajenas.
-No siempre hay que opinar de todo.
-Recuerda que casi nadie está interesado en los demás, solo en si mismo.
-No tomes personal algún comentario mal intencionado, no te conocen.
-Evita entrar compulsivamente a tu perfil para chequear las notificaciones después de postear algo en tus redes sociales.
-Monitorear el comportamiento para ver cómo afecta su uso y cómo actuar en consecuencia.
-Si sufre de ansiedad trate de no ser tan activo en redes sociales, la espera de una respuesta puede desencadenar un ataque.
-El síndrome del impostor es muy común en algunos usuarios de redes sociales, al ver otras publicaciones siempre se preguntarán ¿por qué no me pasan esas cosas a mi?, causándose una sensación de tristeza y fraude, evita llegar a esto.
Para finalizar debemos ser conscientes que, independientemente de la probabilidad de que los gigantes de las redes sociales cambien sus costumbres, los individuos pueden, y deben, tomar el control de su propio comportamiento en redes.
Las redes sociales y la salud mental están estrechamente entrelazadas, el ser humano necesita el contacto con el otro, somos seres sociales, así que aprendamos a separar lo real de lo falso para preservar nuestra salud mental en estos espacios. La vida real ocurre afuera de las redes sociales.
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