Las elecciones presidenciales de Estados Unidos de 2024 se perfilan como uno de los eventos más cruciales y reñidos en la historia reciente del país. Con un clima político extremadamente polarizado y una ciudadanía cada vez más dividida, los candidatos principales, Kamala Harris y Donald Trump, han intensificado sus campañas en un intento por captar la atención de los votantes.
El proceso electoral en Estados Unidos es complejo y se basa en un sistema de colegios electorales. Cada estado tiene un número determinado de electores que se asignan en función de su población. Durante la votación, los ciudadanos eligen a los electores que, a su vez, votarán por el candidato presidencial.
Este sistema ha sido objeto de críticas, especialmente después de elecciones pasadas donde el candidato que ganó el voto popular no obtuvo la presidencia.
Las encuestas indicaron durante las semanas previas a estas elecciones que tanto Harris como Trump tienen un apoyo significativo, lo que podría llevar a una noche electoral tensa y bastante pareja.
Los analistas políticos sugieren que el resultado podría no conocerse de inmediato, dado el aumento del voto anticipado y por correo, que ha cambiado la dinámica de cómo se cuentan los votos.
Las campañas de Kamala Harris y Donald Trump han sido intensas y marcadas por la polarización.
Harris, actual vicepresidenta, ha hecho un llamado a la unidad, aunque cayó en severas descalificaciones hacia los votantes pro Trump, llegándolos a llamar “basura”.
Trump ha optado por un enfoque más agresivo, utilizando un lenguaje incendiario para movilizar a su base.
La renuncia de Joe Biden a su candidatura en favor de Harris, debido a presiones internas del Partido Demócrata, ha añadió en su momento un elemento de incertidumbre y cambio sensible en la dinámica electoral.
En vísperas de las elecciones, un grupo de expertos en extremismo advirtió sobre la probabilidad de episodios de violencia política y alteraciones en centros de votación en un contexto marcado por tensiones y teorías conspirativas.
Aunque algunos especialistas consideran que los grupos responsables de la insurrección en el Capitolio en 2021 se han debilitado, las autoridades mantienen la vigilancia ante posibles manifestaciones de violencia tras la jornada electoral.
Sin embargo han ocurrido hechos aislados de quema de material electoral que afectaban los votos recibidos por Trump.
El descontento en el entorno extremista sigue en aumento y podría dar lugar a episodios de violencia localizados si la elección se prolonga, especialmente en áreas de recuento de votos.
Las narrativas conspirativas que circulan en plataformas de internet podrían servir como iniciadoras de una potencial confrontación violenta.
No son unas elecciones llevaderas para ninguno de los candidatos. La polarización es una realidad que lejos de amainar, se afianzará en los días por venir, sea cual fuere el resultado finalmente aceptado por todos
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