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La tragedia del COVID-19 en el Zulia

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Desde que el coronavirus comenzó a propagarse por América Latina en marzo, los expertos en salud se preocuparon por lo que sucedería si la pandemia arraigara en Venezuela. Pues ya esa preocupación se torna en realidad.

La situación en Maracaibo por ejemplo,  tiene varias semanas agravándose, mientras que en el resto del país comienzan a hacerse notar casos de COVID-19. Tras meses de un escepticismo que aun predomina en la mayoría de la población, finalmente el COVID-19 está en Venezuela.

Según Bloomberg, las entrevistas con personal sanitario en la ciudad capital del estado de Zulia pintan una imagen inquietante de un hospital ya abrumado en las primeras etapas de un brote de este virus.

Maracaibo ofrece una visión terrible del destino de los centros de salud en todo el país.  En ninguna parte fue peor enfrentar la crisis por COVID-19 que Venezuela, la cual apenas comienza.

En el Hospital Universitario de Maracaibo, a comienzos de esta semana más de 100 pacientes con coronavirus esperaban atención, según los trabajadores de salud allí, que pidieron a Bloomberg no ser identificados por temor a represalias. Solo hay ocho camas en la UCI.

El personal médico describió cómo los pacientes, algunos de ellos acostados en pisos sucios, esperan dos o tres días para recibir atención.  Los trabajadores de la salud hablan de máquinas de rayos X que están rotas, apagones constantes y baños sin agua .

Un médico del hospital dijo que están viendo a personas con síntomas de coronavirus morir cada día sin recibir un diagnóstico. Más mueren en casa, muchos ni siquiera se molestan en tratar de ver a un médico ahora porque saben que no recibirán atención, los centros hospitalarios están deshechos, y el régimen de Maduro miente, con lo cual salir de sus casas es sentencia de no ver más a sus seres queridos, y la muerte.

La mayoría de los muertos de Maracaibo y de otras ciudades de Venezuela nunca llegan a la cuenta oficial del régimen porque las pruebas deben enviarse a Caracas para su procesamiento, y los resultados pueden demorar entre 15 días y un mes, dijeron los trabajadores médicos.

La semana pasada, Maduro culpó del brote de virus chino a los paisanos que fluyen desde Colombia, que comparte una frontera porosa con Venezuela y Brasil, un epicentro mundial de la enfermedad. Están “contaminando a sus familias enteras”, dijo en cadena.

Venezuela informa un número récord de casos nuevos casi a diario, y es solo cuestión de tiempo antes de que los hospitales fuera de Maracaibo también sean invadidos.

El maltrato es el único protocolo conocido. El caso de José Vera, de treinta y nueve años, relatado por Bloomberg es un ejemplo de muchos casos similares. Vera fue al Hospital Universitario de Maracaibo con síntomas leves y pasó dos semanas compartiendo una habitación con cuatro pacientes y sin aire acondicionado con el calor marabino.

Luego de ello fue llevado a un motel, custodiado por soldados, donde ha estado durante 13 días esperando los resultados de sus pruebas para confirmar si tiene o no Covid-19.

“El hospital está completamente derrumbado”, dijo Vera por teléfono. “Vi personas en estado grave sentadas en sillas todo el día esperando ser atendidas”.

En el Hospital Universitario, algunas enfermeras y médicos dejaron de aparecer por completo, por temor a que se enfermen también, ya que se ven obligados a reciclar máscaras y lavarse las manos en tobos de agua, dijo Hania Salazar, presidenta del Gremio de Enfermeras de Zulia.

La junta directiva de la asociación de médicos Zulia dijo en una declaración del 21 de junio que 44 médicos ya habían contraído la enfermedad respiratoria.

A la fecha de esta publicación ya suman seis personas del gremio médico y sanitario fallecidas por COVID-19 en tan sólo una semana en el Zula. El régimen de Maduro no los contabiliza, pero en el gremio médico se sabe la verdad, los familiares lloran a sus difuntos, y los colegas médicos se alertan en todo el país.

No hay amedrentamiento ni persecución que pueda tapar la verdad. El régimen de Maduro es compleamente impotente ante la avalancha de contagios por COVID-19 que se cierne de manera inminente sobre todo el país.

En un país donde los residentes están desnutridos y las casas no tienen agua corriente, el virus está resultando catastrófico.

“El virus prospera en la miseria”, dijo un médico. Y apenas es el comienzo.

Ver también:

La OMS y la polémica sobre la transmisión del COVID-19

 


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