El final de la segunda temporada de House of the Dragon confirmó que las historias se tienen que contar, y la impaciencia de los espectadores por ver batallas tendrán que esperar dos años más.
Todas las historias que vimos en la segunda temporada nos llevaron hasta este lugar: ahora sí, todo está servido para hacer que la temporada 3 se trate totalmente de mostrar todos estos desenlaces.
Por parte del Team Verde, Tyland Lannister se reúne con representantes de la Triarquía (Ciudades Libres de Myr, Lys y Tyrosh, radicadas en Essos) para pedir apoyo marítimo.
Para lograr un acuerdo con la Triarquía, Tyrash primero tiene que pasar por una prueba, debe vencer en una pelea en el barro al almirante Sharako Lohar, quien dicho sea de paso, es mujer. Así funciona la diplomacia en Essos.
Tyrash gana la absurda pelea, y la Triarquía cumplirá con darle una flota armada de 100 buques de guerra, que los verdes utilizarán para frenar el bloqueo que inició Rhaenyra contra King’s Landing.
Pero como nada es gratis, los verdes le ofrecen el control total de los Peldaños de Piedra a la Triarquía, lugar que les había sido arrebato por Daemon y Corlys tras una intensa batalla en la temporada 1, cesión que será nada fácil pues la triarquía puso como condición el cobro de un “impuesto”, lo cual empeorará la calidad de vida del pueblo por encarecimiento de los bienes y víveres.
Por su parte Aemond observa en un mirador sobre la ciudad de Sharp Point, las ruinas que dejaron las llamas que lanzó Vhagar para destruir parte de la esta península cercana a la bahía de Blackwater, punto importante porque se encuentra al lado de las islas de Driftmark y Dragonstone.
El príncipe regente se sintió vulnerado y amenazado por los nuevos dragones que tiene disponibles Rhaenyra, su primera reacción fue desquitarse con toda esta población inocente.
Larys, Maestro de los Susurradores, después de analizar el panorama en King’s Landing, le dice a un Aegon sin voluntad ni fuerzas que necesitan abandonar la capital inmediatamente.
El plan de Larys es huir con Aegon a Essos, esperar que pase la tormenta (y todas las batallas) regresar y reclamar su lugar como Rey, pero Aegon no está muy convencido.
Larys escucha atentamente a Aegon cuando le dice que no tiene nada, su dragón ha muerto, está quemado, solo y es un lisiado, en el “accidente” casi todo su cuerpo fue alcanzado por las llamas, incluido su miembro viril.
Como buen manipulador, Larys le da un discurso magistral sobre lo grande que sería para todos ver a un rey renaciendo sobre sus propias cenizas, por eso le aconseja que deje que Rhaenyra y Aemond se maten entre sí.
El plan de Larys es dejar que la guerra avance, se cansen y cuando sus ejércitos estén en ruinas, regresar a King’s Landing, que estará ya harto del conflicto.
Larys le hace ver que la gente estaría feliz de ver a Aegon el Victorioso, el Pacificador, el Reconstructor… y Aegon cae en el juego y dice: “Aegon el Deleite del Reino”.
Rhaenyra visita el muelle de Driftmark para conversar con Corlys acerca de los nuevos jinetes a los que considera una bendición, pero necesita saber más acerca de Addam.
Corlys solo se limita a decir que es un carpintero bajo su mando, que es un hombre íntegro, y que ha tenido poco que ver con él.
Luego Corlys le aconseja que aproveche la ventaja que tiene con los dragones para atacar rápidamente y lograr sorprender a Aemond.
Rhaenyra contesta que esperaba que su ventaja los disuadiera ya que Vhagar sería superado, pero Corlys le recuerda que los verdes tienen el dragón del hijo menor de Alicent y Dreamfire, el dragón de Helaena.
También le avisa que ya tiene sus barcos disponibles, pero que ya no se llamarán “Serpiente Marina”, desde ahora serán conocidos como “La reina que nunca fue”, Corlys le dice que lo que haga será por Rhaenys.
En Harrenhal, los ejércitos de Riverlands se están conformando para ir a la guerra, mientras Daemon conversa de mala gana con el enviado de Rhaenyra, Ser Alfred Broome, quien a todas luces luce indispuesto hacia Rahenyra.
Ser Alfred le dice a Daemon que aproveche que tiene el apoyo que necesita para derrocar a Rhaenyra y declararse rey, después de todo él piensa que solo un hombre puede llevar este título.
Daemon no le contesta inmediatamente, pero Ser Simon Strong deduce que el príncipe canalla está intentando sublevarse a Rhaenyra y corre a enviarle un cuervo planteándole sus sospechas.
En Dragonstone, Jacaerys se encuentra con Ulf y Hugh, el enojo del príncipe crece al notar las malas maneras y el descaro de Ulf al ponerse a su nivel diciéndole que son similares, montan dragones y tienen el cabello oscuro.
Hugh trata de limar asperezas, pero Ulf es en verdad un maleducado sin remedio. Pero en la comida que les ofrece Rhaenyra Ulf es uno de los primeros en aceptar cualquier misión que la reina le imponga.
Rhaenyra les ofrece el título de caballeros de su corte solo si están dispuestos a ir a combate por su causa, también les adelanta que la batalla sucederá antes de lo esperado.
Ella les informa que atacarán las fortalezas verdes de Oldtown (sede de la Casa Hightower) y Lannisport (sede de la Casa Lannister) en dos días.
A Rhaenyra le llega un cuervo de Simon Strong, donde le alerta que Daemon tiene todo un ejército listo y cree que la va a traicionar.
Rhaenyra decide ir ella misma a Harrenhal para confrontar de una vez por todas a su esquivo esposo, y atajar sus desconocidas pretensiones, y para esto recurre a Addam quien será su compañero de viaje.
Mientras Alicent habla con Helaena, Aemond interrumpe para exigirle a su hermana que monte a Dreamfyre y se dirija al frente para la batalla.
Alicent le reclama a Aemond por destruir a Sharp Point, la reina viuda le dice que son mejores que eso, pero su hijo está fuera de control y nada de lo que pueda decir detendrá los planes de Aemond.
Por su parte Criston Cole y compañía hacen una parada en su camino a Harrenhal, ya no parece ser el mismo Cole, luce triste y abatido mientras sostiene el pañuelo que le regaló Alicent.
Ser Gwayne lo interpela y Cole le confiesa que si se ha acostado con su hermana la Reina, pero que eso no la hace a ella menos porque está viuda.
Gwayne se encoleriza y lo amenaza pero a Criston ya nada le importa, con tristeza le dice: “Marchamos hacia nuestra aniquilación”.
En Harrenhal, Alys River despierta a Daemon para mostrarle todo lo que necesita saber, el final de sus visiones terminará cambiándolo por completo.
Alys conduce a Daemon hasta el bosque de dioses y pone su mano sobre el árbol anciano, que procede a derramar líquido, al hacer contacto con esto, Daemon comienza a tener visiones.
Las visiones le muestran al cuervo de tres ojos, el cometa rojo, los Caminantes Blancos, a él mismo ahogándose, Daenerys y sus tres dragones y a Rhaenyra, sentada en el Trono de Hierro.
En un giro inesperado la reina Helaena también está en las visiones pero en tiempo real, ella le dice que todo es una historia y que él es sólo una parte de ella, “Sabes lo que debes hacer” le dice, las visiones finalizan.
En ese instante en la Fortaleza Roja, Aemond intenta una vez más convencer a Helaena para que monte su dragón. Ella se niega y le dice que vio lo que le hizo a Aegon en Rook’s Rest.
Él lo niega, pero ella profetiza: “Aegon volverá a ser rey, en un trono de madera, mientras que Aemond estará muerto, perdido en el Ojo de Dios (el misterioso lago de Harrenhal).
De esta forma Helaena advierte a su tío y a su hermano de lo que está por pasar, y lo hace casi en el mismo instante.
Rhaenyra, acompañada de Addam vuela a Harrenhal. La reina Rhaenyra baja de su dragón pero tiene la precaución de dejar a Addam sobrevolando Harrenhal, no confía en Daemon.
Es recibida por el simpático Ser Simon Strong quien la saluda e inmediatamente la lleva adentro del viejo castillo, donde están reunidos los ejércitos que Daemon logró conformar.
Rhaenyra se asombra al ver la cantidad de soldados, Daemon se abre paso entre ellos y se acerca a ella diciéndole en tono irónico: “no esperaba verte”.
Rhaenyra lo interroga sobre el ejército y Daemon le dice que son leales a él, ella retrocede y le pregunta en voz alta: “¿Y tú a quien eres leal?”, el príncipe se acerca y le susurra en Valyrio que el invierno se acerca.
“El mundo no es como creíamos. Esta guerra sólo es el principio. Se acerca el invierno. Y, con él, la oscuridad y la destrucción” dice Daemon.
“Hablas igual que mi padre”, contesta Rhaenyra. El príncipe confiesa: “Lo he visto. He visto que no podemos prevalecer. Y, aún así, de algún modo, debemos hacerlo. Nuestra única esperanza es un líder que nos una a todos. Y mi hermano te eligió a ti. Eres la reina”.
Hincando su rodilla frente a ella le dice: “Tú eres la legítima reina, Rhaenyra, primera con el nombre, protectora del reino; estoy para servirte, y todos ellos conmigo, hasta la muerte o el final de nuestra historia”.
Los soldados también se hincan ante Rhaenyra, ella se conmueve y levanta a Daemon para decirle que la próxima vez que la abandone será sobre su propio riesgo, él contesta: “No podría hacerlo, ya lo intenté, mi reina”.
Mientras todos vitorean a la Reina, Ser Alfred Broome se abre paso aparte con rostro consternado, con evidente sesgo traidor, y ya veremos que dará mucho qué hablar con esa conducta.
Luego Daemon se da vuelta desenvaina su espada y grita a su ejército que estén preparados para luchar por su reina Rhaenyra, todos gritan mostrando su lealtad.
En los muelles de Driftmark Corlys es confrontado por Alyn, quien le reclama el hecho de haberlo abandonado a él, a su hermano y a su madre.
Alyn no quiere tener ningún favor noble que Corlys pueda darle por un sentimiento de culpa. Corlys trata, pero desde que murió Rhaenys se ha quedado muy solo, necesita encontrar alguna razón familiar para seguir adelante, a parte de ser la Mano de la Reina.
En el Valle, Rhaena continúa buscando el dragón salvaje – Robaovejas – que merodea en esas tierras, la joven abandonó a sus hermanos para reclamar a este dragón, si la acepta o no lo veremos en la temporada 3. De momento ya se econtraron.
Alicent llega sorpresivamente a Dragonstone en medio de la noche y pide hablar con Rhaenyra, quien parece bastante fastidiada con la visita.
¿Qué podría darle Alicent cuando ella ya tiene mayoría de dragones y un gran ejército?. Pero Rhaenyra le pregunta “¿Por qué estás aquí?” luego de ver divagar a Alicent hablando de ser libre.
A Rhaenyra no le importa lo que piense hacer Alicent con su vida, por eso insiste en preguntarle el motivo de su visita y Alicent le revela los planes de Aemond.
Aemond irá con Vhagar a Harrenhal para atacar a Daemon, lo que dejará a King’s Landing vulnerable para que Rhaenyra pueda tomar el trono en tres días.
El plan de Alicent consiste en que ella y Helaena ordenarán a la retirada de los soldados, luego abrirán las puertas de la ciudad para que Rhaenyra pueda tomar el trono de hierro.
Rhaenyra le pregunta por Aegon y Alicent dice que ella puede manejarlo, pero Rhaenyra le pone como condición que debe eliminar a Aegon, después de todo, en este punto un hijo por un hijo sería lo más justo.
Alicent le pide a su “ex amiga” que la acompañe, pero Rhaenyra no tiene nada que hacer con ella, y le pide que se vaya.
Nos muestran a el ejército Hightower en marcha, incluido Tessarion, el dragón de Daeron, el hijo menor de Alicent.
También el ejército Stark está en movimiento marchando a través de los Mellizos.
Por vía marítima vemos a Tyland Lannister y Sharako Lohar navegando para romper el bloqueo de Rhaenyra.
Aegon y Larys han escapado de King’s Landing en una carreta.
Daemon sale de Harrenhal y orgulloso mira desde lo alto a las tropas que logró reunir en favor de Rhaenyra.
Corlys y Alyn navegan hacia el recién rebautizado buque insignia de su flota, La Reina que Nunca Fue, sin imaginarse lo que se les avecina.
Mientras tanto, Otto Hightower está encerrado en lo que parece una celda, recordemos que fue llamado por Aemond par asumir el cargo de Mano de Rey Regente.
La temporada dos termina con una toma de Rhaenyra en Dragonstone y otra de Alicent viendo hacia el horizonte.
El final de la segunda temporada de House of the Dragon nos puso, una vez más, en contexto de el motivo de esta historia: la guerra! Y ya nos prepararon lo suficiente para mostrarnos las batallas, solo tenemos que esperar tal vez dos largos años más.
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