Todos hemos experimentado y sentido la ira, ya sea momentáneamente o como una emoción que no podemos sacar de nosotros fácilmente. Comprender y controlar la ira nos ayudará a tener una vida más sana, y esto siempre debe ser prioritario.
La ira es una emoción humana completamente normal, generalmente saludable. El problema está cuando se sale de control y se vuelve destructiva.
La ira es “un estado emocional que varía en intensidad, desde irritación leve hasta furia y furia intensa”, según especialistas en estudios de la ira.
Al igual que otras emociones, se acompaña de cambios fisiológicos y biológicos; cuando te enojas, tu ritmo cardíaco y tu presión arterial aumentan, al igual que los niveles de tus hormonas energéticas, adrenalina y noradrenalina.
La ira puede ser causada por eventos externos e internos. Puede desatarse en contra de una persona o una situación que creas injusta y genere conflicto, también puede ser causada por los problemas personales.
Los recuerdos de eventos traumáticos también pueden desencadenar sentimientos de ira.
La forma instintiva y natural de expresar enojo es responder agresivamente. La ira es una respuesta natural a las amenazas; inspira sentimientos y comportamientos a menudo agresivos, que nos permiten luchar y defendernos cuando somos atacados.
Una cierta cantidad de ira es necesaria para nuestra supervivencia.
Por otro lado, no podemos atacar físicamente a cada persona u objeto que nos irrita o molesta; las leyes, las normas sociales y el sentido común limitan el alcance de nuestra ira.
Casi sin saberlo utilizamos tres enfoques principales para lidiar con la ira, estos son: expresar, suprimir y calmar.
–Expresar los sentimientos de enojo de manera asertiva, no agresiva, es la forma más saludable de expresar la ira.
Ser asertivo no significa ser agresivo; significa ser respetuoso contigo mismo y con los demás.
–Suprimir la ira y luego redirigida. Esto sucede cuando mantienes tu ira, dejas de pensar en eso y te enfocas en algo positivo. El peligro en este tipo de respuesta es que si no se permite la expresión externa, se hará hacia adentro y la ira hacia adentro puede causar hipertensión o depresión.
La ira no expresada puede crear otros problemas o una personalidad que parece perpetuamente cínica y hostil.
–Calmar la ira. Esto significa no solo controlar el comportamiento externo, sino también controlar sus respuestas internas, tomar medidas para reducir su ritmo cardíaco, calmarse y dejar que los sentimientos disminuyan.
El objetivo del manejo de la ira es reducir tanto los sentimientos emocionales como físicos que causa.
No puedes deshacerte o evitar las cosas o las personas que te enfurecen, ni puedes cambiarlas, pero puedes aprender a controlar tus reacciones.
Existen pruebas psicológicas que miden la intensidad de los sentimientos de ira. Pero es muy probable que si tienes un problema con la ira, ya lo sepas.
Si te encuentras actuando de formas que parecen estar fuera de control y tienes pensamientos violentos, es posible que necesites ayuda para encontrar mejores formas de lidiar con la ira.
Veamos algunas sencillas y eficaces técnicas para controlar la ira:
Las herramientas simples de relajación, como la respiración profunda pueden ayudar a calmar los sentimientos de ira.
Los ejercicios lentos y no extenuantes similares al yoga pueden relajar los músculos y hacer que te sientas mucho más tranquilo.
Las personas enojadas tienden a maldecir, o hablar en términos muy fuertes que reflejan sus pensamientos internos.
Cuando estás enojado, tu pensamiento puede ser muy exagerado y demasiado dramático. Intenta reemplazar estos pensamientos por otros más racionales.
Recuerda que enojarte no va a arreglar nada, ni te hará sentir mejor, en realidad puede hacerte sentir peor. La lógica derrota la ira, asi que usa una lógica fría y dura contigo mismo.
A veces, nuestra ira y frustración son causadas por problemas muy reales e ineludibles en nuestras vidas. No toda la ira está fuera de lugar, y a menudo es una respuesta saludable y natural a estas dificultades.
La mejor actitud para resolver la ira es pensar que los problemas pueden no tener solución rápida, y en lugar de atormentarte por eso enfócate en cómo manejar y enfrentar la situación sin que te afecte más de lo debido.
Lo primero que debes hacer si estás en una acalorada discusión es reducir la velocidad y pensar en tus respuestas.
No digas lo primero que se te ocurra, disminuye la velocidad y piensa detenidamente sobre lo que quieres decir. Al mismo tiempo, escucha atentamente lo que dice la otra persona.
Es natural ponerse a la defensiva cuando te critican, pero no te defiendas, en su lugar pregunta pacientemente el por qué de cada cosa, y trata de entender. Entender es dominar la situación.
Luego toma algo de espacio para respirar, pero no permitas que tu ira, o la de un compañero, deje que una discusión se descontrole. Mantener la calma puede evitar que la situación se vuelva desastrosa.
Recuerda, no puedes eliminar la ira, y no sería una buena idea si se pudiera, ella forma parte de las emociones del ser humano.
A pesar de todos tus esfuerzos, sucederán cosas que te causarán enojo; y a veces será una ira justificable.
La vida estará llena de frustración, dolor, pérdida y las acciones impredecibles de los demás. No puedes cambiar eso; pero puedes cambiar la forma en que dejas que tales eventos te afecten.
Comprender y controlar la ira, tus respuestas enojadas y tus pensamientos llenos de rabia puede evitar que se vuelva una emoción crónica.
Ver también:
A continuación presentamos un resumen del precio del dólar hoy 12/12/2024 en Venezuela, según cómo… Leer más
Cada religión tiene su forma de recordar el nacimiento del hijo de Dios, pero poco… Leer más
Ayer se pudo conocer por filtraciones en algunos medios especializados que Los NY Mets firmarían… Leer más
Todos conocen la preciosa melodía de Noche de Paz, un ícono absoluto de la navidad,… Leer más
Tras una grave tensión durante los últimos días con el avance de fuerzas rebeldes a… Leer más